Érase una vez un rey llamado Alejandro. Alejandro no pudo dormir esa noche, cuando era de madrugada el rey se levantó de la cama porque estaba esperando noticias y de ellas dependían importantes decisiones. El rey tenía un carácter muy serio porque la situación era muy complicada y también porque había muchas protestas en algunas ciudades griegas.
Cuando el rey estaba reflexionando, uno de los enviados los interrumpió y dijo que los disturbios eran cada vez más grandes y que no podían parar a los intrusos. El rey Alejandro parecía estar un poco abatido, pero enseguida, se recuperó y ordenó llamar a los generales disponibles.
Dentro de un rato, se presentaron todos los generales ante el rey. El rey le dijo que tenían que intervenir ya, pero cuando Alejandro les dijo que tenían que cruzar la montaña Ossa, uno de los generales más veteranos que era imposible cruzarla, el rey como era muy listo le dijo que tenía un plan.
Cuando llegaron junto a la montaña, el rey pidió llamar a los minero y canteros de los alrededores, para que así pudieran hacer una escalera y atravesar la montaña, y así se hizo. Cuando consiguieron atravesar la montaña, los del otro bando no se lo esperaban y Alejandro Magno ganó la batalla y consiguió que los otros pueblos se unieran a él.
Y así se inventó un ataque "El ataque relámpago".
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